Mi historia

Todo empieza cuando una niña se fascinaba por todos los colores que veía. Los colores las nubes, del arcoíris y se pasaba pensando:
¿Cómo es posible que existan los colores? ¿De dónde salen? Era tan grande su fascinación que le gustaba admirarlos en donde se los
encontrara. En esta etapa no fue buena ni para el dibujo, ni para la pintura (nunca se imaginó que la pintura, tiempo después, iba a ser su salvadora en muchos sentidos).

A esta niña soñadora y no muy buena para las artes plásticas, llego a sus manos la revista “Ideas para tu Hogar” fascinadose con todo lo que le
mostraban, y al notar su interés su papá le compró una suscripción anual, y ella no veía el momento para que llegara el ejemplar mensual para poder intentar hacer todo lo que en esa revista exponía.

Pasó el tiempo y aprendió muchas técnicas: velas, repujado, filigrana en papel, reciclado, bisutería y muchas cosas más y ahí fue cuando  empezó a soñar: “Yo quiero tener mi propia marca de artículos artesanales. ¡Auch! Pero no sé dibujar, es más hasta soy mala para el dibujo”.
¡Ya se lo habían dicho varias veces y se lo creyó! Pero ella seguía soñando y aunque dejó por mucho tiempo su sueño guardado en una
cajita en su corazón, ella seguía soñando. Su sueño no había muerto por completo. 

Un día conoció la marca “Precious Moments” y dijo: ¡Wow, yo quiero eso! ¡Quiero tener mi propia marca! ¡Quiero hacer mis propios personajes! Pero, pues, dentro de sus conocidos y personas cercanas le decían que era muy difícil, que se deberían tener palancas, que debía ser una persona muy talentosa para lograr eso o con dinero para… Eran simplemente otros tiempos, y otra vez escondió sus sueños en su corazón, con una llamita encendida, pero guardados al fin y al cabo.

Creció y quería estudiar algo relacionado a las letras o al arte, algo que tuviera relación, pero como siempre le habían dicho de lo difícil que era vivir del arte, se desalentó por muchos años.

En el año 2016, ya siendo una adulta a punto de terminar la carrera de psicología, su mamá entró en coma por Influenza. Sus esquemas cambiaron, sus miedos cambiaron, todo cambió. Sintió la tristeza y el miedo más profundo de perder a su madre y cuando su mamá salió del peligro su mentalidad cambió y pensó: “Mi sueño más grande siempre ha sido tener mi marca y para eso, necesito aprender a dibujar. Tengo dos opciones: “lo intento o me quedo toda la vida sin intentarlo”.

 

Así que le salió un trabajito de freelancer donde hizo un audiolibro grabando su voz y con ese dinero compró sus primeros colores Prismacolor Premier. Cuando los recibió en su caja metálica con su aroma, sus colores, sus formas, fue la más feliz. Empezó a ver tutoriales en YouTube. Después tomó cursos de arte, tuvo buenas y malas experiencias, maestros empáticos y maestros que no lo eran tanto, y así fue como empezó a aprender, a estudiar, a leer sobre lo que más le apasionaba y no lo sabía. Pasó el tiempo y un día en Instagram encontró una marca de acuarelas artesanales con brillitos, se sintió fascinada con lo que veía. ¿Acuarelas que brillan? No lo podía creer, y se dijo: “Yo lo quiero intentar”. Así fue como entraron las acuarelas a su vida para llenar su corazón de destellos, luces, colores y mucha ilusión. Sus primeros trazos eran torpes, pero eso no importaba. Lo más importante es lo que esos trazos le hacían sentir, por fin había encontrado su gran pasión.

Siguió practicando en cada momento libre, hasta que un día dijo: “El sueño de toda mi vida ha sido tener mi propia marca, vamos a ello”. Empezó a subir sus ilustraciones a las redes sociales, pero después de algún tiempo, empezó a luchar con una enfermedad que pensó jamás conocer:
hipotiroidismo. Su vida cambió radicalmente y tuvo que hacer cambios en toda su vida como en la alimentación, medicamentos y más, pero esa es otra historia. Los sueños de su marca se detuvieron pero jamás se olvidaron.

En la actualidad ella continua trabajando por conseguir sus metas y alcanzar lo que un día fue su gran sueño: “Tener su propia marca de artículos ilustrados”.